La pandemia de COVID-19 ha desencadenado una crisis mundial sin precedentes, tanto por su alcance como por la desigualdad de sus consecuencias. En tan solo un año, ha echado por tierra numerosos avances en materia de desarrollo para la infancia que se consiguieron con mucho esfuerzo, y ha llevado a más hogares a la pobreza. Además, ha puesto de manifiesto (y, en muchos casos, ha acentuado) la brecha que separa a las personas que tienen acceso a servicios esenciales y ayuda de las que no lo tienen.
Sin embargo, la crisis también ha demostrado la fortaleza y el carácter de UNICEF y de nuestra familia mundial, y ha subrayado la importancia decisiva de la labor de nuestra organización conforme el mundo se recupera y se reconstruye. A medida que las comunidades trataban de contener el virus, UNICEF se dedicó a proporcionarles información, distribuir suministros (como equipos de protección personal, jeringuillas y pruebas) y mantener el funcionamiento de los servicios de salud más importantes, como las inmunizaciones y los tratamientos contra la malnutrición.
Cuando las escuelas cerraron, UNICEF respondió ofreciendo una variedad de alternativas de educación a distancia, como las clases en línea. A medida que las familias se enfrentaban a dificultades económicas, UNICEF proporcionó iniciativas de protección social, como las transferencias de efectivo. Mientras las vacunas se iban desarrollando a gran velocidad, UNICEF desempeñó un papel de liderazgo en el Mecanismo COVAX para garantizar una adquisición, una distribución y una administración equitativas.
Con este propósito, trabajó con las empresas de transporte y logística y proporcionó a las comunidades y a los trabajadores de la salud capacitación y suministros con el fin de prepararlos para las tareas de distribución. Conforme las comunidades y los países comienzan a recuperarse y reconstruirse, UNICEF vuelve a estar ahí brindándoles ayuda a medida que refuerzan todos los sistemas de los que depende su población: salud y nutrición, agua y saneamiento y educación y protección.
Para hacer frente a las presiones económicas, UNICEF seguirá trabajando con los gobiernos a fin de dar prioridad a las inversiones en estas necesidades esenciales de los niños y las familias. Asimismo, mientras los niños se enfrentan a un mundo en constante evolución, UNICEF sigue apoyándolos sin perder de vista las dificultades que se les presentarán en el futuro. En la carta anual que escribí a principios de año puse de relieve cinco oportunidades para responder a la COVID-19 y, al mismo tiempo, reimaginar un mundo mejor para cada niño: proporcionar un acceso equitativo y universal a las vacunas; revolucionar la educación cerrando la brecha digital; conceder a la salud mental la atención y las inversiones que merece; poner fin a la discriminación y garantizar que ningún niño se quede atrás; y abordar la crisis del clima, que no hace más que empeorar.
Este año se conmemora el 75 aniversario de UNICEF. Cuando se creó esta organización después de la Segunda Guerra Mundial, la escala de los problemas a los que se enfrentaban los niños era enorme. Sin embargo, actuando como una comunidad mundial sin desanimarnos, reimaginamos nuestras posibilidades y construimos nuevos sistemas de salud y bienestar; revolucionamos los derechos, la supervivencia y el desarrollo de los niños y creamos nuevos foros de coordinación y acción mundial.
Los avances que conseguimos fueron importantes y duraderos. Después de lo vivido en el 2020, podemos volver a conseguirlo. Debemos hacerlo. Y ya estamos trabajando en ello. No obstante, UNICEF no puede lograrlo sin ayuda. El cambio a largo plazo y de gran escala que necesitan los niños y los jóvenes solo será posible si se toman medidas concertadas y se establecen alianzas. UNICEF se enorgullece de formar parte de este extraordinario periodo de recuperación mundial y de trabajar con los niños y los aliados con esperanza y optimismo. Una vez más, nos mostraremos inquebrantables ante las dificultades que se nos presenten. Juntos, aprovecharemos este momento de la historia para reimaginar un mundo mejor para los niños.